Antigua callejuela con olor a recuerdos. Fue inaugurada el 29 de septiembre de 1965 por el entonces presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz.

A lo largo del callejón podrás disfrutar de los versos de Lucas Ortiz, poeta michoacano que perfumó con romanticismo a los caminantes distraídos.

Al pisar los primeros cuadros de cantera, entrarás en una atmósfera apartada del mundo. El aire corre más despacio, la poca luz hace más romántico el andar de las almas enamoradas tomadas de la mano. Ellos, los enamorados, suelen dejar candados cerrados en las protecciones de las casas, en las ramas de las camelinas, en las ventanas, en los cables. Si abres bien los ojos encontrarás candados diminutos en los lugares más inesperados, candados que guardan historias de amores eternos.

La humedad en el piso, los besos impregnados en las paredes de cantera, románticos empedernidos que suspiran entre miradas profundas, inspiración para los poetas, los sueños que flotan en el agua de la fuente, los solitarios que caminan buscando, esperando, encontrando, soñando, recordando y olvidando… Una lucha constante entre el romanticismo de los enamorados y la melancolía de los amores acabados. Musa de artistas, fotógrafos y escritores. Las camelinas florecen dándole un toque de belleza inigualable, y cuando el viento, en ocasiones extrañas, sopla fuerte, las flores andan volando en el ambiente.

Al visitar Morelia no puedes perderte de este bello callejón en el que podrás pasar un rato alejado del mundo. Y para volver, alberga un par de cafeterías, restaurantes y bares que te harán querer quedarte sin importar si te acompaña esa persona especial o la soledad.